¿Te has preguntado alguna vez por qué algunas personas se levantan cada mañana llenas de energía, optimismo y alegría? ¿Qué tienen de especial que les hace ver la vida con tanta ilusión y esperanza? La respuesta es simple: tienen el hábito de la gratitud.
La gratitud es una actitud que consiste en reconocer y valorar todo lo bueno que tenemos en nuestra vida, desde lo más grande hasta lo más pequeño. Es agradecer cada día por estar vivos, por tener salud, por tener un techo, por tener comida, por tener amigos, por tener familia, por tener sueños, por tener oportunidades… Es bendecir cada despertar como un regalo y una nueva oportunidad de ser felices.
La gratitud tiene muchos beneficios para nuestra salud física, mental y emocional. Algunos de ellos son:
– Mejora nuestro estado de ánimo y nuestra autoestima. Al enfocarnos en lo positivo, nos sentimos más felices, más satisfechos y más seguros de nosotros mismos.
– Reduce el estrés y la ansiedad. Al agradecer, liberamos endorfinas, las hormonas de la felicidad, que nos ayudan a relajarnos y a sentirnos más tranquilos.
– Fortalece nuestro sistema inmunológico. Al estar más felices y relajados, nuestro cuerpo se defiende mejor de las enfermedades y las infecciones.
– Mejora nuestras relaciones sociales. Al ser más agradecidos, somos más amables, más generosos y más empáticos con los demás. También expresamos más nuestro aprecio y reconocimiento a las personas que nos rodean.
– Atrae más abundancia a nuestra vida. Al valorar lo que tenemos, nos abrimos a recibir más bienes y bendiciones del universo. También nos motivamos a trabajar más y mejor para alcanzar nuestras metas.
Pero la gratitud no es algo que se tenga o no se tenga. Es algo que se puede aprender y practicar. Y una de las mejores formas de hacerlo es con la ayuda de la PNL (Programación Neurolingüística).
La PNL es una disciplina que estudia cómo funcionan nuestros procesos mentales y cómo podemos modificarlos para mejorar nuestra calidad de vida. Con la PNL podemos cambiar nuestros pensamientos, emociones y comportamientos para lograr nuestros objetivos.
Una de las técnicas más poderosas de la PNL para desarrollar la gratitud es el anclaje. El anclaje consiste en asociar un estímulo externo (como un sonido, una imagen o un gesto) con un estado interno deseado (como la gratitud). De esta forma, cada vez que activamos el estímulo externo, podemos acceder al estado interno con facilidad.
Para crear un anclaje de gratitud, puedes seguir estos pasos:
1. Elige un momento del día en el que te sientas tranquilo y relajado. Puede ser al despertar, al acostarte o en cualquier otro momento que prefieras.
2. Elige un estímulo externo que sea fácil de activar y que no te distraiga. Puede ser una palabra, una frase, una canción, una imagen o un gesto. Por ejemplo, puedes elegir decir “gracias” en voz alta o en silencio, o hacer un gesto con las manos como si estuvieras recibiendo algo.
3. Cierra los ojos y respira profundamente varias veces para entrar en un estado de calma y concentración.
4. Piensa en al menos tres cosas por las que te sientas agradecido en ese momento. Pueden ser cosas grandes o pequeñas, materiales o espirituales. Por ejemplo, puedes agradecer por tu salud, por tu familia o por el sol que brilla.
5. Mientras piensas en cada cosa, activa el estímulo externo que elegiste y siente la emoción de la gratitud en todo tu cuerpo. Repite el estímulo varias veces hasta que sientas que la emoción se intensifica.
6. Repite el proceso con las otras dos cosas por las que te sientas agradecido.
7. Abre los ojos y sonríe. Has creado tu anclaje de gratitud.
Ahora puedes usar tu anclaje cada vez que quieras sentirte agradecido. Solo tienes que activar el estímulo externo y dejar que la emoción te invada. Puedes hacerlo cada mañana al despertar, cada noche antes de dormir o en cualquier momento del día que necesites un impulso de felicidad.
Además, puedes reforzar tu anclaje con otras prácticas de gratitud, como llevar un diario, hacer una lista, compartir con los demás o rezar. Lo importante es que seas sincero y que sientas la gratitud en tu corazón.
Y por último, no olvides dar gracias al ser supremo por existir. Sea cual sea tu creencia religiosa o espiritual, reconoce que hay una fuerza mayor que te creó, que te ama y que te cuida. Agradece por tu vida, por tu alma y por tu propósito. Agradece por la oportunidad de aprender, de crecer y de evolucionar. Agradece por la conexión con todo lo que existe.
La gratitud es el secreto de la felicidad. Es el camino hacia la paz, la armonía y la abundancia. Es el regalo más grande que puedes darte a ti mismo y a los demás. Así que no esperes más y empieza a practicarla hoy mismo. Verás cómo tu vida se transforma y se llena de luz.
Gracias por leer este artículo. Espero que te haya gustado y que te haya inspirado a ser más agradecido. Si te ha gustado, compártelo con tus amigos y déjame un comentario. Me encantaría saber qué piensas y cómo practicas la gratitud en tu vida. Hasta pronto.
Con Cariño,
Gilberto Jiménez
Coach con PNL