Publicado el 17 de mayo de 2025 por Gilberto Jiménez
Nos han hecho creer que debemos tenerlo todo resuelto antes de empezar. Que debemos estar en calma, con el plan perfecto, sin dudas, sin miedo. Pero la vida no funciona así.
Yo empecé con dudas. Empecé con miedo. Empecé quebrado emocionalmente, confundido, sin saber exactamente qué hacer. Pero lo hice. Di el primer paso, aún sin certezas… y eso fue suficiente.
La trampa de la perfección
Muchos nos paralizamos esperando el momento ideal. Pero ese momento no llega. ¿Por qué? Porque no existe. Lo que sí existe es la intención. Y la intención tiene un poder enorme cuando viene desde el corazón.
El error más común es pensar que solo podemos avanzar cuando todo está claro. Pero la claridad no precede al movimiento. La claridad llega caminando.
La metáfora del faro
Imagina que estás en el mar, en plena niebla, y ves una luz de faro a lo lejos. No ves todo el camino, solo una dirección. Y eso basta para moverte. Así es la vida: no necesitas ver el puerto, solo la luz que te inspira a remar.
La fuerza de la gratitud
Hoy agradezco haber estado en ese punto tan bajo. Porque fue ese estado el que me impulsó a cambiar. Me obligó a soltar las exigencias y comenzar con lo que tenía: mi intención y mis ganas.
No necesitas tenerlo todo resuelto. Necesitas estar dispuesto a intentarlo.
¿Y tú?
¿Has dado un paso importante aunque te sintieras perdido? ¿Qué descubriste en ese proceso? Compártelo en los comentarios. Tu historia puede inspirar a alguien que hoy necesita leerla.
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