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Si sigues huyendo de tus heridas, ellas te seguirán a ti.

¿Te has sorprendido alguna vez viviendo la misma historia una y otra vez, aunque cambien las personas y los escenarios?
Pareciera una maldición: relaciones que terminan igual, trabajos que repiten el mismo conflicto, decisiones que siempre te dejan vacío.
No es casualidad. Lo que no sanas, lo repites.

La metáfora de la herida que no se limpia

Imagina una cortada en la piel que nunca limpias ni revisas. La tapas, la ocultas, finges que no existe… pero con el tiempo se infecta y duele más.
Así funcionan nuestras heridas emocionales: si las ignoras, aparecen camufladas en nuevos escenarios hasta que te obligan a enfrentarlas.

PNL: cómo tus pensamientos repiten patrones

Desde la Programación Neurolingüística sabemos que los pensamientos y las palabras crean patrones mentales —modelos internos— que actúan como un guion automático.
Muchas de esas creencias no las elegiste: te las heredaron, te las impusieron, las repetiste tanto que se volvieron reales.
La buena noticia es que, así como fueron aprendidas, pueden desaprenderse y reprogramarse.

Un reencuadre simple: cambia la frase interna “Siempre fracaso” por “Aprendo y avanzo”, y verás cómo tu cerebro empieza a buscar evidencias que sostengan la nueva frase.

El poder de la gratitud en la sanación

Puede sonar paradójico, pero la gratitud es una de las herramientas más potentes para sanar. No se trata de justificar lo que te hizo daño,
sino de reconocer lo que aprendiste y recuperar poder sobre tu historia.

La gratitud transforma la herida en cicatriz y la cicatriz en sabiduría. Cuando agradeces por lo que pasó (no por el daño), cambias la relación con ese evento:
de víctima pasas a estudiante, y desde ahí es más fácil tomar decisiones conscientes.

Ejercicio práctico: 3 pasos para comenzar a romper el ciclo

  1. Identifica la herida repetida: Escribe una situación que se repite en tu vida (relaciones, trabajo, decisiones). Sé concreto.
  2. Reencuadra con PNL: Anota la frase que te dices sobre esa situación (ej.: “Siempre me eligen mal”). Cámbiala por una frase empoderadora y específica
    (ej.: “Merezco relaciones sanas y aprendo a reconocerlas”). Repítela 3 veces, en voz alta, durante 7 días.
  3. Gratitud dirigida: Antes de dormir, escribe 1 cosa que aprendiste de esa experiencia que hoy te fortalece. Di en voz alta: “Gracias, porque esto me enseñó X.”

Hazlo durante 7 días seguidos y observa qué cambia en tus decisiones, emociones y energía. Pequeños actos repetidos crean grandes transformaciones.

Testimonio breve

Un coachee me contó que repetía relaciones con personas inaccesibles. Tras identificar la creencia “No merezco atención”, la reemplazó por
“Merezco presencia y respeto” y añadió el ejercicio de gratitud nocturna. En pocas semanas comenzó a atraer conexiones más sinceras.

¿Listo para empezar?

Hoy te invito a dar el primer paso: no huyas más. Lo que entierra el dolor lo hace regresar con fuerza; lo que miras con compasión,
lo transformas. Escribe en los comentarios la palabra SANAR y te enviaré una práctica guiada para romper el ciclo y comenzar la reconstrucción.

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Tu historia puede ser la inspiración que otro necesita.

Gilberto Jiménez

Coach con PNL

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