Hoy platicaremos sobre tus relaciones, primero ¿Cómo te relacionas contigo mismo?, te has dado cuenta como te comunicas contigo, la principal persona con la que debes tener una excelente relación eres tú, como dice el dicho nadie da lo que no tiene, y depende como sea tu relación, será como te relacionas con los demás, recuerda que debemos dominar cinco ámbitos principales en esta vida, tus emociones, tu cuerpo y el día de hoy platicaremos sobre el tercero.
Una vez que identificas como te relacionas contigo mismo, debes observar como es tu comportamiento con tu entorno cercano (Padres, hijos, pareja), en algunas ocasiones el tener contacto directo con ellos suele robarte energía y corta tus aspiraciones y metas, debes identificar como es hoy tu relación y fomentar una sana convivencia, basada en el apoyo mutuo, respeto y amor incondicional, si no es así lo mejor es poner distancia para que no te robe tu energía vital.
Las relaciones son muy importantes en tu vida, ahora hablemos de tu entorno ampliado (Familiares terceros y políticos, tíos, primos, compañeros de trabajo, socios, empleados, jefes, clientes, etc.), te pueden abrir (o cerrar), puertas para todo lo que necesitas, si te cierras en tu mundo y crees que no necesitas de los demás para desarrollarte y crecer, difícilmente tocaras las puertas del éxito y la prosperidad.
Cuando convivimos con nuestro entorno cercano o ampliado es de vital importancia definir si aumentan tu energía de forma positiva o si esta relación se está transformando en algo toxico que no te deja crecer como persona, las relaciones de esta índole suelen cargarte de energía negativa que no te permite avanzar, sobre todo si esta cargada de viejas improntas, creencias limitantes o barreras mentales.
Un Relato Sobre el Amor
Se trata de dos hermosos jóvenes que se pusieron de novios cuando ella tenía trece y él dieciocho. Vivían en un pueblito de leñadores situado al lado de una montaña. Él era alto, esbelto y musculoso, dado que había aprendido a ser leñador desde la infancia. Ella era rubia, de pelo muy largo, tanto que le llegaba hasta la cintura; tenía los ojos celestes, hermosos y maravillosos…
La historia cuenta que habían noviado con la complicidad de todo el pueblo. Hasta que un día, cuando ella tuvo dieciocho y él veintitrés, el pueblo entero se puso de acuerdo para ayudar a que ambos se casaran.
Les regalaron una cabaña, con una parcela de árboles para que él pudiera trabajar como leñador. Después de casarse se fueron a vivir allí para la alegría de todos, de ellos, de su familia y del pueblo, que tanto había ayudado en esa relación.
Y vivieron allí durante todos los días de un invierno, un verano, una primavera y un otoño, disfrutando mucho de estar juntos. Cuando el día del primer aniversario se acercaba, ella sintió que debía hacer algo para demostrarle a él su profundo amor. Pensó hacerle un regalo que significara esto. Un hacha nueva relacionaría todo con el trabajo; un pulóver tejido tampoco la convencía, pues ya le había tejido pulóveres en otras oportunidades; una comida no era suficiente agasajo…
Decidió bajar al pueblo para ver qué podía encontrar allí y empezó a caminar por las calles. Sin embargo, por mucho que caminara no encontraba nada que fuera tan importante y que ella pudiera comprar con las monedas que, semanas antes, había ido guardando de los vueltos de las compras pensando que se acercaba la fecha del aniversario.
Al pasar por una joyería, la única del pueblo, vio una hermosa cadena de oro expuesta en la vidriera. Entonces recordó que había un solo objeto material que él adoraba verdaderamente, que él consideraba valioso. Se trataba de un reloj de oro que su abuelo le había regalado antes de morir. Desde chico, él guardaba ese reloj en un estuche de gamuza, que dejaba siempre al lado de su cama. Todas las noches abría la mesita de luz, sacaba del sobre de gamuza aquel reloj, lo lustraba, le daba un poquito de cuerda, se quedaba escuchándolo hasta que la cuerda se terminaba, lo volvía a lustrar, lo acariciaba un rato y lo guardaba nuevamente en el estuche.
Ella pensó: “Que maravilloso regalo sería esta cadena de oro para aquel reloj.” Entró a preguntar cuánto valía y, ante la respuesta, una angustia la tomó por sorpresa. Era mucho más dinero del que ella había imaginado, mucho más de lo que ella había podido juntar. Hubiera tenido que esperar tres aniversarios más para poder comprárselo. Pero ella no podía esperar tanto.
Salió del pueblo un poco triste, pensando qué hacer para conseguir el dinero necesario para esto. Entonces pensó en trabajar, pero no sabía cómo; y pensó y pensó, hasta que, al pasar por la única peluquería del pueblo, se encontró con un cartel que decía: “Se compra pelo natural”. Y como ella tenía ese pelo rubio, que no se había cortado desde que tenía diez años, no tardó en entrar a preguntar.
El dinero que le ofrecían alcanzaba para comprar la cadena de oro y todavía sobraba para una caja donde guardar la cadena y el reloj. No dudó. Le dijo a la peluquera:
– Si dentro de tres días regreso para venderle mi pelo, ¿usted me lo compraría?
– Seguro – fue la respuesta.
– Entonces en tres días estaré aquí.
Regresó a la joyería, dejó reservada la cadena y volvió a su casa. No dijo nada.
El día del aniversario, ellos dos se abrazaron un poquito más fuerte que de costumbre. Luego, él se fue a trabajar y ella bajó al pueblo.
Se hizo cortar el pelo bien corto y, luego de tomar el dinero, se dirigió a la joyería. Compró allí la cadena de oro y la caja de madera. Cuando llegó a su casa, cocinó y esperó que se hiciera la tarde, momento en que él solía regresar.
A diferencia de otras veces, que iluminaba la casa cuando él llegaba, esta vez ella bajó las luces, puso sólo dos velas y se colocó un pañuelo en la cabeza. Porque él también amaba su pelo y ella no quería que él se diera cuenta de que se lo había cortado. Ya habría tiempo después para explicárselo.
Él llegó. Se abrazaron muy fuerte y se dijeron lo mucho que se querían. Entonces, ella sacó de debajo de la mesa la caja de madera que contenía la cadena de oro para el reloj. Y él fue hasta el ropero y extrajo de allí una caja muy grande que le había traído mientras ella no estaba. La caja contenía dos enormes peinetones que él había comprado… vendiendo el reloj de oro del abuelo.
Si ustedes creen que el amor es sacrificio, por favor, no se olviden de esta historia. El amor no está en nosotros para sacrificarse por el otro, sino para disfrutar de su existencia.
Jorge Bucay
Sacúdete de tus viejos pensamientos, no te cierres como ostra y ábrete a tu increíble entorno, hoy tienes la oportunidad de fomentar relaciones maravillosas que se conviertan en una convivencia llena de armonía, paz y sobre todo gratitud, no importa lo que te hayan hecho, el día de hoy abraza y agradece a todas las personas de tu entono, ya que seguramente te han dejado un aprendizaje que te hará crecer cada día más.
Gilberto Jiménez
Coach con PNL
Excelente reflexión. Como en muchas ocasiones que he pensado en el otro para satisfacer y no en dar lo que tengo que es amor. Gracias Gracias gracias. Aprendizaje
Hola Carmen,
En este mundo ni están para cumplir nuestras expectativas, ni nosotros para cumplir las de los demás.
Agradecienda con esta agradable reflexión! Cada persona trae con sigo un aprendizaje .. Con ello desido vivir con Amor,en Gratitud en Armonia y Paz para permitir atraer Abundacia y prósperidad!! Couch Gilberto Gracias, Gracias, Gracias. Bendiciones siempre!!
Hola Mayra,
Gracias por las bendiciones, efectivamente cada uno de nosotros venimos a crecer a través de los aprendizajes diarios, hoy es el momento de transformarte y volar alto, disfrutando tu vida al limite.